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Gilberto Freyre y el lusotropicalismo

  • Foto del escritor: Enrique Pérez
    Enrique Pérez
  • 22 dic 2024
  • 10 Min. de lectura

Reseña de “O modo Português de estar no mundo: Luso-tropicalismo e a ideologia colonial portuguesa (1933-1961)” de Cláudia Castelo.


Esta reseña pretende abordar la “teoría” del lusotropicalismo a partir de la obra de la historiadora Cláudia Castelo “o modo português de estar no mundo: luso-tropicalismo e a ideologia colonial portuguesa (1933-1961). Este texto, tesis en su origen, recibió el Premio Historia Contemporánea para Jóvenes Investigadores en 1997.


En primer lugar, la autora contextualiza la figura de Gilberto Freyre, ideólogo de la teoría sociológica del lusotropicalismo. Posteriormente, Cláudia Castelo nos relata la recepción de la obra de Freyre en Portugal, a partir de una doble perspectiva, la política y la cultural. En el segundo epígrafe, resumiré las conclusiones de la autora para, finalmente, realizar un comentario crítico sobre el lusotropicalismo.


1.     Gilberto Freyre y el lusotropicalismo

 

¿Quién es Gilberto Freyre?


Gilberto Freyre nació en Recife (Brasil) en el año 1900. Durante su niñez, conoció con detalle las plantaciones de azúcar de Brasil. A los 8 años, ingresó en el colegio americano Gilreath. Sus inicios no fueron sencillos hasta que aprendió a leer y escribir en inglés.

 

A los 18 años, parte hacia Estados Unidos para cursar sus estudios de bachillerato. Aquí, desarrolla un gran interés y una aguda habilidad por la literatura. Dos años más tarde, se traslada a Nueva York y comienza a formarse en Ciencias Políticas en la prestigiosa Universidad de Columbia. En este periodo, destaca la figura de Oliveira Lima, historiador y diplomático que conoció durante sus estudios de secundaria. En sus visitas y conversaciones con Oliveira Lima, gracias también al acceso a su biblioteca, Freyre comienza a interesarse por la identidad nacional brasileña, que será el tema focal en su tesis.


En 1932 publica su primera obra, Casa-Grande e Senzala. Esta obra destaca por la valorización que realiza de las culturas de los pueblos sometidos durante la conformación del estado brasileño, valorando la contribución africana a la formación de la identidad brasileña y poniendo en valor el mestizaje. Además, pone de manifiesto la singularidad portuguesa en la colonización, resultado, según él, de su identidad indefinida entre Europa y África, que se traduce en movilidad, aclimatación y mestizaje. En 1936 escribe y publica Sobrados e Mucambos, una secuela de la obra anterior.


¿Qué es el lusotropicalismo?


El lusotropicalismo es una teoría que se va construyendo, poco a poco, a través de las obras de Gilberto Freyre. En Casa-grande e Senzala, el autor explica la mentalidad que permite a los portugueses adaptarse de forma hábil al medio tropical, base ideológica del lusotropicalismo.


En la obra destaca la movilidad del pueblo portugués como característica heredada de los judíos. Dado que “un país casi sin gente pudo colonizar puntos tan diversos del planeta en África, Asia y América”. Destaca, también, la convivencia de los portugueses con los pueblos indios y negros, y más concretamente el mestizaje. Otro aspecto esencial es la aclimatación, debido a que el clima mediterráneo de Portugal se “asemeja” más al de África y América que a los de Europa septentrional y, por ello, sus habitantes de adaptan mejor a estas latitudes que otros europeos. Asimismo, confiere importancia a la moral cristiana, una de las características de la colonización portuguesa, siendo el catolicismo el cimiento de la unidad nacional en Brasil.


Por tanto, se puede definir el lusotropicalismo como el modelo de especificidad de las relaciones establecidas por los portugueses con los pueblos tropicales, basada en la capacidad para confraternizar con aquellas culturas, amar a sus mujeres y expandir el cristianismo. Es decir, los pilares del lusotropicalismo son el mestizaje, la reciprocidad cultural y el cristianismo. Esta teoría, con fundamentos en la obra Casa-grande e Senzala es formalmente explicitado en Un brasileño en tierras portuguesas; Integración portuguesa en los trópicos, publicada en 1958; y El luso y el trópico, publicado en 1961.


La recepción de Freyre en Portugal


Cláudia Castelo aborda la recepción del lusotropicalismo (a partir de las diferentes obras de Gilberto Freyre) desde una doble perspectiva y en dos fases. En cuanto a la perspectiva, lo hace desde el punto de vista cultural y desde el político. También, distingue dos fases, una fase inicial, que abarca los años 1930- 1940, y una segunda fase, en los años 50-60 del siglo XX.


En el contexto cultural de los años 30-40, los intelectuales portugueses acogieron la doctrina de Gilberto Freyre con entusiasmo. José Osório de Oliveira realiza la primera referencia encontrada en la prensa portuguesa de Casa-grande e Senzala, a partir de un artículo titulado “O Negro”, en 1934, en el que destaca la visión que Freyre hace sobre la raza negra y sus aportaciones a la formación de Brasil. También en 1934, Carlos Melheiro Dias publica Pensadores Brasileiros, obra que hace referencia a uno de los capítulos de Casa-grande e Senzala. Melheiro Dias, afín a la monarquía, defiende y elogia la ausencia de preconceptos en la valoración del papel de los negros en la formación de la sociedad brasileña y las relaciones de colaboración entre el hombre negro y el hombre blanco. En 1936, fue el Padre Alves Correia quien hace referencia a Freyre en los textos Misiones Religiosas Portuguesas a propósito de la labor educativa de los jesuitas en Brasil. Un año más tarde, el propio Gilberto Freyre participa en el I Congreso de Historia de la Expansión Portuguesa en el Mundo, donde establece contacto con muchos de estos intelectuales portugueses. En este contexto, João de Barros manifiesta su aprobación a la idea de Freyre de que la ausencia de problemas raciales en Brasil y Portugal es un elemento que une a ambas sociedades. Cabe resaltar la publicación de un texto de Maria Archer sobre la obra Sobrados e Mucambos, texto en el que la autora reflexiona sobre la colonización fuera de Brasil y los resultados tan diferentes entre la colonización en América y en África. Concluyendo que el colonialismo en África tendía a desvalorizar el mestizaje y a la falta de empatía con el negro africano.


En los años 40 del siglo XX la popularidad de Gilberto Freyre entre los intelectuales portugueses se dispara, hasta el punto de que João de Barros pide para él el premio nobel, ya que considera que se trata de un acérrimo defensor del pueblo portugués y de la cultura portuguesa. La realidad es que, la obra de Gilberto Freyre consigue movilizar a intelectuales con ideologías sociopolíticas muy diferentes: monárquicos, republicanos, conservadores, progresistas, opositores al régimen, defensores del mismo, etc. Todos ellos tenían en común el interés por la cuestión colonial, siendo la recepción de las ideas de Freyre bastante positiva. Sin embargo, existen conceptos adoptados por Freyre que reciben crítica y opiniones encontradas. Uno de ellos es el de “Democracia racial”, que él veía reflejado en el mestizaje durante la colonización de Brasil, pero que fue rechazado por la mayoría de los intelectuales dado que, entre otras cuestiones, consideran que no es posible extrapolar la colonización brasileña al caso africano. Esto suscita dudas entre algunos intelectuales, como Maria Archer.


Entre los intelectuales de las colonias, donde más impacto tuvieron las ideas de Freyre fue en Cabo Verde, gracias a la revista Claridade, formada por un grupo reducido de amigos que reflexionaban sobre el estudio de sociedad caboverdiana. Gilberto Freyre estuvo entre los autores más debatidos y leídos por el grupo. La adhesión a la idea de Freyre surge por el tipo de colonización llevada a cabo por los portugueses, más “libre”, frente a las colonizaciones anglosajonas, de un carácter más rígido.


Pero ¿qué repercusión tuvo a nivel político?


En años 30 y 40 las ideas de Freyre no tuvieron ninguna aceptación oficial. El contexto político giraba en torno al concepto del imperio, la supremacía de la raza portuguesa (occidental) frente a las culturas indígenas, las cuales consideraban atrasadas e inferiores. Asimismo, el mestizaje no se consideraba positivo. Una de las voces más críticas fue la de Vicente Ferreira, exministro durante la república de las colonias, que consideraba que el mestizaje traía resultados nefastos. Su discurso está cargado de racismo y preconceptos sobre la raza negra, a la que consideraba poco inteligente, con escasa moral e impulsiva. En una de sus intervenciones refiere la obra Casa-grande e Senzala como una obra de poco valor científico. Otros personajes políticos del momento, como Norton de Matos, alto-comisario en Angola, defendió la segregación entre blancos y negros. Así, en las décadas de 1930-1940, la política colonial estaba muy lejos de las ideas de Gilberto Freyre.


Otra de las resistencias al lusotropicalismo era la importancia que Freyre confiere al origen árabe-africano de la idiosincrasia portuguesa. Esta idea no encajaba con la visión eurocéntrica y cristiana del régimen. Por tanto, la única idea que sí provocaba consenso entre los colonialistas del régimen era la de la capacidad especial de los portugueses para la colonización.


No obstante, todo cambiaría a partir de 1951. Gilberto Freyre inicia un viaje por tierras lusitanas, invitado por el ministro de ultramar del Estado Novo. Este viaje tiene por objetivo dar a conocer a Freyre el ultramar portugués, para que “él lo recorra” con su visión crítica. Sin embargo, el viaje está programado y manipulado para que Gilberto Freyre solo se encuentre con aquello que el régimen quiere mostrar, con el fin de defender sus intereses colonialistas. En cada provincia de ultramar, Freyre, será guiado por funcionarios específicamente escogidos para esta tarea. El viaje, planeado por el régimen, lleva a Freyre a declarar que “el portugués es en África lo que fue en América, un europeo con capacidad rara para realizar nuevas combinaciones de razas y culturas sin perder la esencia lusitana".


Pronto comienzan a llover las críticas a Gilberto Freyre, percibiéndose, en el ámbito intelectual, que se ha alineado políticamente con el Estado Novo. Por su parte, él se defiende, confirmando que fue huésped del gobierno de Lisboa, pero que la naturaleza de su viaje fue apolítica y no perjudicó su relación con intelectuales opositores.


Del viaje de Freyre por Portugal nacieron dos obras: Aventura e Rotina y Um brasileiro em terras portuguesas. Las reacciones no se hicieron esperar y el escritor Baltasar Lopes, de la revista Claridade, denuncia que Freyre visitó el archipiélago a toda prisa y que este presenta una visión superficial y tergiversada de la realidad caboverdiana, siendo la desvalorización del criollo una de las cuestiones que más molestaron entre los intelectuales caboverdianos. No obstante, en Aventuras e Rotinas, Freyre critica algunas actividades económicas y señala que existe racismo en la actividad de la Compañía del Diamante en Angola. El director de la Compañía, Ernesto Vilhena, deslegitima el lusotropicalismo: “es un concepto cierto en esencia, pero errado en las cuestiones de mestizaje y la no explotación forzada de los recursos locales”.


El viaje oficial de Freyre a las colonias coincide con el momento de explicitación teórica del lusotropicalismo y una apropiación de este por el régimen de Salazar. En los años 50, con toda la presión internacional anticolonialista, el Estado Novo llevará a cabo una estrategia para usar el prestigio de Freyre a su favor. El régimen, en su acción propagandística internacional, defiende que en sus provincias de ultramar existe el principio de igualdad y de oportunidades y que el desarrollo económico no solo favorece a la metrópolis. Asimismo, destaca la contribución portuguesa para integrar diferentes razas en una misma nación, acentuado por el carácter cristiano de las relaciones sociales.


Diferentes congresos internacionales tratarán de legitimar a ojos del mundo la permanencia de Portugal en el ultramar. En el Congreso Internacional de Historia de los Descubrimientos, Gilberto Freyre es instado a escribir sobre la integración de las razas autóctonas en la economía portuguesa, como intelectual extranjero y mundialmente consagrado. Freyre acepta el desafío y publica la obra O luso e o trópico, que servirá al régimen de propaganda y adoctrinamiento. En un esfuerzo para convencer a la opinión internacional, Salazar adopta un discurso inspirado en el lusotropicalismo, más por conveniencia que por convicción. Se lleva a cabo un adoctrinamiento de los diplomáticos portugueses para que aporten argumentos teórico-científicos capaces de legitimar la presencia portuguesa en África. A pesar de los esfuerzos del Estado Novo, el lusotropicalismo no se consigue sustentar por mucho tiempo.


2.    Conclusiones de la autora


Para Cláudia Castelo, el lusotropicalismo, con todas sus implicaciones, nunca fue verdaderamente adoptado por el Estado Novo. El régimen, en cambio, sí se apropió de una teoría desvirtualizada y simplificada. La tesis, siempre valorizó la ausencia de sentimientos racistas, la capacidad de empatía y la fraternidad cristiana, apropiadas por el salazarismo en los años 50-60. No obstante, hay aspectos olvidados a propósito, como la valoración de la contribución africana, amerindia, oriental y europea a una civilización común, la lusotropical y el sentimiento de unidad y cultura que se presupone por encima de la soberanía territorial, creando una entidad supranacional ultrapasando fronteras políticas.


Teniendo en cuenta el gran impacto de la tesis de Gilberto Freyre, liberada, hoy en día, del componente colonialista sustentado durante el Estado Novo, es fácil entender que sirva actualmente para justificar la creación de una comunidad lusófona con objetivos culturales y cooperativos.

 

3.    Comentario crítico


Hoy sabemos que el Estado Novo se apropió de la teoría gilbertiana para justificar la política colonial de los años 50-60 (en un contexto de presión internacional favorable a la descolonización), a partir de una interpretación viciada e incompleta de la obra. Si lo extrapolamos a casos semejantes en el contexto internacional desde el punto de vista político, que no teórico, en cierto modo, es comparable a la errónea interpretación Nazi, en Alemania, de la filosofía de Friedrich Nietzsche y su opinión sobre la cultura judía. En ambos casos, el régimen político autoritario utiliza el poder que confieren tesis y pensamientos de gran calado e impacto intelectual con el objetivo de usarlo, a su voluntad y de forma desvirtuada, para la legitimación teórico-científica de sus doctrinas políticas.


La “colaboración” de Freyre con el régimen, si es que se puede afirmar que tal colaboración fuese voluntaria, se podría explicar por la adopción, por parte del sociólogo, de una posición más sentimental que racional, motivado y guiado por su simpatía y, tal vez, sobreestima por la manera portuguesa de interactuar con diferentes culturas tropicales. Aunque se pueden discutir los pilares en los que se sustenta el lusotropicalismo, creo que el gran error de Gilberto Freyre fue extrapolar el modo portugués de colonialismo en Brasil al continente africano. Como hemos visto, este hecho provocó el rechazo de muchos intelectuales.


Aunque, hoy en día, generalmente asociada a la política ultramarina del Estado Novo, pienso que, en esencia, la tesis gilbertiana fue rompedora y lo sigue siendo en la actualidad, además de progresista y positiva desde el punto de vista social (convivencia étnica). De esta manera, es comprensible que actualmente continúe siendo una teoría viva, con seguidores que ven reflejado en ella un ideal de sana convivencia social.



 
 
 

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